En el municipio de Jutaí, Amazonas, la población invadió la 56ª Comisaría la noche del jueves 19, buscando justicia por la violación, asesinato de un niño de 1 año y 7 meses, cuyo cuerpo fue lanzado al río.
El hombre fue arrastrado desde la unidad policial y linchado en la calle por la multitud enfurecida.
El niño estaba desaparecido desde el miércoles 18, y su familia, junto a amigos y vecinos, intensificó la búsqueda en la zona donde fue visto por última vez.
Aunque no tuvieron éxito el miércoles, el jueves la policía detuvo a un hombre, fabricante de paletas, quien confesó haber secuestrado, violado y matado al niño, arrojando su cuerpo al río.
Esa tarde, la comunidad rodeó la Comisaría. A pesar de los esfuerzos de la policía civil y militar por dispersar a la multitud, al caer la noche, el violador fue sacado y linchado.
Videos muestran cómo, mientras el cuerpo del hombre yacía ensangrentado en el suelo, algunos lo golpeaban con palos antes de rociarlo con gasolina y prenderle fuego, todo en medio de gritos de indignación.
Aunque la policía intentó proteger al hombre, su número era insuficiente frente a la multitud enfurecida que tomó la justicia por su mano.
Aún se carece de detalles sobre el secuestro, violación y asesinato del menor, pero se espera que la Dirección de Policía del Interior (DPI) proporcione más información en las próximas horas.
El acto de justicia por mano propia ha generado un intenso debate.
Algunos lo ven como un acto de desesperación ante un sistema que aparentemente falla en su misión de sancionar a quienes cometen crímenes atroces, mientras que otros argumentan que esta forma de linchamiento podría desencadenar un ciclo de violencia y descontrol.