Hace 29 años homicidio de Gustavo Polidor enlutó al béisbol venezolano
El campocorto se había retirado de las Grandes Ligas y tenía previsto disputar su temporada de despedida en el beisbol venezolano con los Tiburones, para trabajar como scout en las Ligas Menores.
El pelotero de los Tiburones de La Guaira fue asesinado el viernes 28 de abril de 1995, en frente de su esposa e hijo.
Eran las 9:30 a.m., y Gustavo calentaba el motor de su vehículo en el estacionamiento de su casa en Santa Mónica, Caracas. El pelotero, de 33 años de edad, tenía previsto hacer unas diligencias con su esposa Eduviges Fuenmayor, y su hijo de dos años de edad.
Para la época, Santa Mónica se había convertido en el objetivo de bandas que se dedicaban al robo de quintas y vehículos. De hecho, Gustavo solía acompañar a su pareja desde que en noviembre de 1994 la secuestraron cuando se dirigía a buscar a sus niñas a la escuela.
Mientras Gustavo acomodaba al niño en la silla para bebés del asiento trasero, su esposa cruzó la calle para botar la basura. De regresó al garaje, Polidor le dijo: “¡Verga, mira para atrás!”. Se trataba de dos sujetos armados, quienes se ubican uno por el lado del chofer, y el segundo hacia un costado del copiloto.
Uno de los asaltantes llevó a Eduviges y al pequeño de dos años al interior de la casa, mientras que el otro tsometía al exgrandeliga. En su relato en el libro "Al filo del delito", ella cuenta que, mientras tenía al niño en brazos, los antisociales los distanciaron entre tres y cuatro metros.
En vista de los nervios y la distancia, Fuenmayor no alcanzó a escuchar lo que estaba hablando su esposo con Marquito. Además, Hernancito la tenía agarrada de un brazo, mientras la apuntaba.
Arrodillado y con sangre en la frente, así encontró Eduviges a su pareja luego de una detonación. “No sé si Gustavo en ese momento se resistió o le dijo que lo podía desarmar”, confiesa. Luego, Hernancito le disparó a Polidor en el abdomen. Los delincuentes huyeron de la escena del crimen en una camioneta Wagoneer, conducida por un tercer delincuente Carlos Rubén Villanueva.
No se robaron nada, ni los vehículos ni otros objetos de valor. Entre gritos, Fuenmayor pidió ayuda a su vecino quien trasladó al pelotero hasta la Clínica Jaimes Córdova. De allí lo remitieron a la Clínica Atías, a donde llegó sin signos vitales.
El campocorto se había retirado de las Grandes Ligas y tenía previsto disputar su temporada de despedida en el beisbol venezolano con los Tiburones, para trabajar como scout o coach en las Ligas Menores.